Para tratar el tema del acoso escolar me gustaría apoyarme en este excelente cortometraje, puesto que creo que es una representación de nuestra sociedad, dura pero real. Hoy en día, no para de hablarse de acoso escolar, un término que se ha empezado a utilizar recientemente, pero como tal, es un hecho que ha existido siempre. Mi pregunta es, por qué, con todos los avances que hay actualmente, y con las grandes cosas que somos capaces de hacer, no conseguimos pararlo.
Hay que empezar hablando de los niños, concretamente de los más pequeños. No quiero que suene a disculpa, pero al fin y al cabo son niños, esas personitas que acaban de llegar a un mundo que desconocen y hacen cosas que pueden ser crueles desde nuestro punto de vista, pero son simples bromas desde el suyo. No quiero decir que esto haya que permitirlo, puesto que empiezan como bromas y acaban en actos mayores. Los niños van creciendo, su imaginación va aumentando y esto se nos está yendo de las manos, por lo tanto, debemos frenarlo. Una broma, es una broma, pero en el momento que alguien se siente ofendido deja de serlo. Como ocurre en el vídeo, puesto que el niño que está siendo atacado no lo considera como tal. Creo que no podemos evitar que los niños hagan cosas así, pero sí que dejen de repetirse. Con esto me gustaría comentar la actitud del profesor en el cortometraje, ya que ignora completamente lo que ha ocurrido previamente en el aula. La función del maestro no es simplemente impartir lecciones, si no también enseñar a ser, a formar personas mayormente civilizadas, evitando faltas de respeto. Un profesor no puede taparse los ojos ante esto, tiene que actuar y poner solución.
Pero la solución no la tienen que poner únicamente los profesores. Se trata de una labor compartida, empezando por los padres, puesto que son los mayores referentes de los niños, siguiendo por profesores, que son los supervisores de las aulas, y acabando por los niños, que aunque sean los principales "culpables", son los que están aprendiendo a vivir en sociedad y deberían ser los adultos los que tienen que enseñarles una serie de valores desde la igualdad y el respeto. Esto es lo que falla, si una de las piezas de este triángulo se pierde (padre, profesor o alumno), la misión fracasa. Por eso, como futuros maestros, debemos trabajar esta comunicación entre tres, fundamental desde mi punto de vista. Si no paramos el acoso escolar es porque uno no quiere. No es fácil, pero tampoco imposible, y debemos luchar por conseguirlo.